sábado, 28 de diciembre de 2013

Oda a la pàtria en sang i orxata


Hace unos años, cuando aún residía en la profundidad cateta de la Cataluña agro, a menudo mis congéneres me asediaban en un cerco de preguntas...

Per què fas servir el castellà per expressar-te, la llengua de l'imperi espanyol?
Què t'estimes més Madrid o Lleida?
Estimes Catalunya?
Ets independentista?

A menudo, mis congéneres, ilusos ellos, confiaban en que mis respuestas fueran de su agrado. Maldita inocencia. Nada más alejado de sus intenciones, pues cualquiera de mis pensamientos respecto a la patria eran de cariz polémico, indistintamente del color que caracterizara la bandera en cuestión. Tras muchos dimes y diretes, mediante otras casuísticas que hoy no vienen al caso, me acabé hartando de que sólo fuera válida una respuesta: la afirmativa independentista. También me harté de que, por mi firme opinión alejada del común de la masa, fuera el blanco de continuos bombardeos multibanda integrados por una retahíla de discursos dogmáticos sin posibilidad de réplica. Hasta el mismísimo coño estaba, de modo que me decidí a empaquetar mis enseres en varias cajas de cartón y bolsas de diferentes materiales para dirigirme con las mismas al otro extremo de la piel de toro. Más allá de Despeñaperros me esperaban unos años alejada del mundanal ruido catalán.
Tarde o temprano el no futuro laboral me abocó de cabeza a la Condal, otra vez, esa condal que un día me vio nacer me recibió con los brazos y las piernas abiertas, pero con la amenazante presencia de una diada nacional en el horizonte próximo. Tras cadenas de personas cogidas de la mano, ofrendas florales en honor a falsas vírgenes negras y otras linduras derivadas de tamaña celebración, decidí realizar mi propio homenaje a la tierra madre. De alguna forma poco corriente amo y odio esta tierra y las personas que la habitan, lo hago desde un corazón agridulce, no obstante lo hago del mismo modo en el que amo y odio simultáneamente a tantas otras nacionalidades e identidades, pero en el caso de la patria catalana me veía en una mayor obligación de representación por las supuestas raíces que me atan a la misma.
Dicho y hecho, siendo el símbolo de ésta patria una bandera pintada con cuatro dedos manchados en sangre de Guifré el Pilós, pensé que sería maravilloso retar -repito, retar- lo absurdo del concepto empleando mi propia sangre, en este caso la menstrual, en un acto de orgullo vaginal y burla mitológica. Era algo que me venía al pelo, pues yo ya llevaba unos meses fotografiándome esputando mi sangre menstrual, como símbolo de una situación tóxica y de dolor en la que yo misma me había zambullido. En un primer momento incluso tracé una ruta sempiterna de hitos de la catalanidad -como Montserrat, el Fossar de les moreres, el Pi de les Tres Branques...- donde realizaría la acción de no-homenaje patrio, a la cual os invito desde aquí; pero antes de que esto sucediera mi amada Christina Ratas me propuso exponerme públicamente en este antro de nombre Puerto Hurraco Sisters. El nombre del local, en honor a la masacre acaecida en el pueblo homónimo, también me pareció muy adecuado para la situación.
Sin más dilación, y por todo lo expuesto anteriormente, yo Laura Trans de todas las putas y damas estén o no en ésta sala, catalana de pura cepa de (uno-dos) tercera generación, rendiré mi propio homenaje a la patria a continuación.
Abans de continuar callant-me me la tallava i em feia monja.

Absténganse de videar el siguiente espectáculo las conciencias más susceptibles al escándalo público y púbico. Tras tomar las precauciones pertinentes, atiéndanse a las consecuencias.

A continuación la creación audiovisual registrada por Ingrid Pingrid y montada por Christina Ratas.




Durante por Antonio Benítez

Momento clave según Sergi Albiol

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