sábado, 17 de marzo de 2012

v.e.g.a.n.x.s

soy vegana
aunque beba cerveza con huevo
contribuyendo a la estupidez mundial
drogándome de jueves a domingo
no obstante
queda bien esta etiqueta
me eleva dentro del ghetto
más que la cresta perfecta
aún más que perros y cadenas
¿lo véis?
no sólo soy algo de estética
tengo un interior plagado de conciencia
los animales son como nosotras
así tenga un cachorro a mi merced
humanizado y dependiente
mi pequeño peluche
mi pequeño bebé animal
adaptado a mi ritmo vital
anarquista que financia el estado
con impuestos nicotínicos y alcohólicos
mediante sus turbios negocios
en polvos vendidos gramo a gramo
esnifo mi libertad
con orgullo

jueves, 15 de marzo de 2012

Nuestro amigo GG Allin

Receta de alta alcurnia y aberración extrema

Para los estómagos lacados en acero inoxidable.

.105.


Critters (Stephen Herek, 1986)
Una bola masiva de criaturas peludas de otro mundo devoran todo lo que encuentran en su camino a través de una pequeña localidad, mientras son perseguidas por una tropa de cazadores intergalácticos saltarines cuya única oposición está constituida por un grupo de lugareños ultramotivados.
Una granja de Kansas se ve atacada por una monstruosa horda de hambrientos devoradores de carne procedentes del espacio exterior, con dientes afilados cual cuchillas de afeitar y una actitud ingeniosa. La familia que habita la granja en cuestión deberá buscar ayuda en un vecino borracho y en sus compañeros cazadores saltarines que se enfrentarán a los critters antes de que sea demasiado tarde.


Quiso el destino que se arrejuntaran dos critters llegados de etnias diversas de la península; ella pertenecía a los critters de los pantanos de la llanura de poniente y él formaba parte de la estirpe critter charnega de las estepas sevillanas. Ambos seres intergaláctico-mundanos elucubraron sobre la supuesta raza de su descendencia, sin éxito pero con un afianzado e intenso divertimento. Es bien sabido que todo critter tiene dos o más personalidades por ente, siendo lo más habitual que compaginen el modelo de critter bueno (caracterizado por una voz aguda, patente manifestación del subconsciente no traumatizado) y el del critter malo (portador de una voz cazallera y cuestionador incansable de preguntas comprometedoras). El critter malo de Aracne se manifestaba mayoritariamente en el período matinal posdespertar y durante los primeros días del ciclo menstrual; se trataba de una auténtica explosión demoledora acaecida sin motivo aparente y que finalizaba de repente sin dejar otro rastro que los destrozos materiales acaecidos en el hogar. Ella misma sentía una especie de autovergüenza propia por su bordería instantánea, arrolladora y desmesurada. Jaro, es decir, el critter charnego de las estepas sevillanas, todavía la amaba pese a los riesgos inherentes.

lunes, 5 de marzo de 2012

107.

En su día los marineros creyeron que si colgaban un pendiente en el lóbulo auricular podrían mejorar su capacidad visual. Hoy en día púberes, prepúberes, semiadultos y viejunos simples anillaban sendas partes seleccionadas de su cuerpo sin otro propósito que manifestar un potente culto a la apariencia corporal. Metal en el pabellón nasal, en ráfagas encadenadas a través de la onda vecina al oído, cejas marcadas con una elevada probabilidad de acabar rasgadas, aros en ombligos hedientes, barras que atraviesan la lengua en bisel, metales en el septum que se camuflan invirtiéndose bajo el tabique, encías perforadas luciéndose sin tregua en el marco de una falsa sonrisa profident, pezones que – al haber sido modificados en pos del exhibicionismo del metal – permanecían mancillados para el noble arte de la lactancia, puntos incisivos en el cogote, clítoris y prepucios marcados cual estigmas de placer conyugal, microdermales sin una terminación definida, pequeños falsos diamantes que resplandecían incrustados en los dientes, perforaciones en la mejilla que acababan asemejándose a joviales holluelos. Ella prefirió no parecer un árbol de navidad engalanado, luciendo sólo un aro negro en la nariz acompañado de otro que se mostraba inmiscuyéndose en alternancia en las cavidades lobulares neonatales.